Escribir un diario es una práctica que sostengo desde hace años. Muchos años. Para mí, escribir es un momento de conexión personal; una pausa para “escuchar” mis pensamientos y emociones en medio del caos de la vida.

Escribirme casi a diario es darme espacio para la introspección y ese me ayuda siempre a descubrir nuevos senderos hacia mi bienestar. Con tiempo, paciencia y compromiso, la escritura expresiva se convirtió en la herramienta fundamental para escucharme, conocerme, cuestionarme y acompañarme durante mi viaje personal de auto-conocimiento. Mis palabras se transformaron en brújula, oráculo y mejor amiga; y también, claro, en una guía para tomar acción.

Te cuento algunas razones más para que me animan a explorar la escritura expresiva y a sostener mi compromiso de llevar un diario:

1. Un diario como mapa

Tener un espacio de conexión con nuestras raíces, con el pasado, que nos recuerde de dónde venimos, lo que vamos dejando atrás y lo que aprendemos en el camino. Tener un diario es dejar testimonio del camino recorrido y también a no perder de vista nuestras metas para seguir progresando en esa dirección.

 

2. Un diario para conectar con la intuición

A veces, le damos más espacio a lo racional, a los pensamientos. Sobreanalizamos demasiado todo lo que nos pasa. La experiencia de bajar a papel te muestra que, muchas veces, tenés las respuestas que añorás solo que no confiás en ellas. Una de las premisas fundamentales de la escritura personal es la honestidad para decirnos nuestra verdad: escribir lo que sentimos, pensamos, anhelamos o es importante para nosotros. Lleva tiempo y paciencia, pero cada paso nos acerca a nuestra esencia. Al escribirnos, aprendemos a entrar en sintonía con nuestra propia intuición.

 

3. Un diario para ganar perspectiva

Llevar un registro cotidiano nos permite bajar un cambio y ver los acontecimientos en contexto. Plasmar en el papel lo que nos preocupa colabora con la calma mental y nos da perspectiva para tomar decisiones considerando más alternativas.

 

4. Un diario para manejar emociones y pensamientos

Cuando te escribís de forma cotidiana, vas desarrollando tu propia rutina para sostener el hábito. Palabra a palabra vamos construyendo un espacio para manejar nuestras emociones y pensamientos. Poco a poco, con amabilidad y compasión, somos capaces de darnos cuenta cuando estamos dando vueltas en círculos para movernos hacia horizontes más amplios y cómodos. Los acontecimientos, preocupaciones y emociones se transforman cuando los “bajamos a papel”; se convierten en algo que podemos nombrar, empezar a comprender y manejar.

 

5. Un diario para lidiar con la incertidumbre

Escribirnos es una herramienta efectiva para manejar la ambigüedad de la vida. En este otro posteo comparto algunas ideas para trabajar en metas y objetivos en tiempos de incertidumbre. Lo lindo de un diario es que, desde la seguridad de nuestro cuaderno, podemos explorar y abrazar contradicciones, inseguridades, sombras y temores. Y recordar que esto también pasará.

 

6. Un diario para comunicarnos mejor

Reflexionar por escrito sobre cuestiones de la vida cotidiana nos permite barajar distintas formas de abordarlos. Y frente a las posibilidades podemos elegir cómo expresar nuestro punto de vista y elegir la mejor manera de encarar un desafío o conflicto.

 

7. Un diario como expresión de libertad

Tu diario será el lienzo para expresar tu visión del mundo y la consistencia con esa práctica va dándole lugar nuestra propia voz. Ese registro se manifiesta con cada palabra y cada respiración (nos demos cuenta o no). Llevar un diario nos ayuda a conectar con la imaginación, la memoria y lo onírico para darle forma a nuestra voz. Nos enseña a juzgarnos menos y a confiar en nuestras palabras.

 

8. Un diario como ruta de autoconocimiento

Dice Natalie Goldenberg que escribimos para vivir las cosas dos veces, en el momento y en retrospectiva. El diario es mapa y también hoja de ruta: un registro donde visualizamos lo que añoramos y apuntes de los cambios, fortalezas, avances y retrocesos que experimentamos. Sus páginas atesoran también los instantes de felicidad y de gozo, esos detalles que construyen la vida y a menudo pasamos por alto. Por eso, un diario es la oportunidad de prestarnos atención para ser conscientes de nosotros mismos.

 

¿POR DÓNDE EMPIEZO?

Tener una cita de escritura con nosotros mismos es una experiencia increíble. La recomiendo 100%. Llevo años escribiéndome casi a diario y me ha servido para darme cuenta de que aún en los momentos más duros, hay instantes de luz.

Para acompañarte en esa búsqueda diseñé Querido Diario. Es un taller que te guía por el camino de la escritura personal y te enseña a usarla como una herramienta práctica para conectarte con vos a través de la experiencia de «bajar a papel». Los ejercicios y actividades que recibís cada semana se ordenan en 4 temas para que puedas escribir sobre vos, sobre los demás, sobre tus emociones y sentimientos, y sobre el futuro.

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