Este mes realizamos el nuevo intercambio de snail mail entre la comunidad de Lado Creativo. Lo que me llevó a pensar en mi primera incursión en el mundo de los pen pals y el correo bonito. Y cómo la aventura de enviar cartas salvó mi creatividad y el poderoso impacto que eso tuvo en mi vida.

 

EL COMIENZO DE TODO: UNA CATÁSTROFE

Una tarde de diciembre llegó la noticia de que nos íbamos a mudar. No de casa o de barrio… de provincia. De un suburbio de la provincia de Buenos Aires a Santiago del Estero. El fin del mundo había llegado.

¿Te imaginás, no? La mundanza para mí, a poco de cumplir 11 años, era el peor plan del mundo. Estaba lista para zambullirme en las turbulentas y excitantes aguas de la pre adolescencia… ¡y me había ganado un pasaje a ninguna parte!

Crisis. Llanto. Berrinches, ataques de histeria y toda la variedad de escenas dramáticas que se te puedan ocurrir. Recién empezaba a bailar en “asaltos” y, para colmo, tenía autorización para salir con amigas a tomar mikshakes en el Mc Donald’s que acababan de inaugurar. El panorama era devastador; pero sobreviví.

Creo que no lo hubiera logrado sin mi amiga Romi y su entusiasmo por usar de una vez por todas los papeles de carta que hasta ese momento solo coleccionábamos. Con los años descubrí cuántos aprendizajes me dejó la aventura de preparar un envío de correo bonito todas las semanas.

 

LA ACCIÓN ES MÁGICA

Durante dos años, sin darme cuenta, fui desarrollando un montón de habilidades y conductas que entrenaron mi creatividad cuando todavía no era consciente de ella. Simplemente estaba ahí y la usaba. Ni se me ocurría dudar de ella o descreer de su poder.

La necesidad de estar en contacto con mis amigas de Buenos Aires me empujó a  montón de tareas y actividades. Las mismas que hoy me ayudan a cultivar mi hábito creativo.

  • CURIOSIDAD EN MODO ON: quería que me contaran cosas, así que me ocupé de registrar todo lo que me iba sucediendo para compartir. Tenía un diario en el que iba documentando mi día a día, mis descubrimientos y todo lo que me llamaba la atención.
  • RITMO DE ESCRITURA: Si bien escribía desde antes, las circunstancias me llevaron a hacerlo con una regularidad y compromiso extraordinarios. Todos los días encontraba el momento de escribir en mi diario o las cartas a enviar.
  • PROBAR COSAS NUEVAS: Incursioné en manualidades de todo tipo para decorar los sobres, preparar tarjetas, armar regalitos y sorpresas. Puse a prueba mis habilidades dibujando, recortando figuras y armando collages. Hasta me animé a pintar con témperas, fibras y colores. Y, por supuesto, usé cientos de stickers como requisito indispensable.
  • VIAJAR CON LA MENTE: Al leer las cartas, me imaginaba cómo serían las cosas que me contaban. Las fiestas, los recreos, las salidas. Soñaba con estar otra vez en Buenos Aires y, también, con que ellas pudieran conocer y divertirse con mis nuevos amigos, mi nueva casa, mi nuevo lugar.

 

OTRAS HABILIDADES CREATIVAS (Y NO TANTO)

Además de poner a prueba mi creatividad, estos envíos de snail mail me enseñaron muchísimo más. Por mencionar algunos:

  • Entrenar la paciencia
  • Valorar los pequeños gestos
  • Celebrar lo cotidiano
  • Anhelar las sorpresas
  • Demostrar amor con hechos

Así que, más allá del combo de habilidades creativas como escribir, hacer manualidades y educar mi capacidad de observación, esta aventura de mandar cartas me enseñó muchísimo más. Y evitó que mi lado creativo se enfriara y, sobre todo, me salvó de la tristeza que podría haber teñido estos últimos años de mi infancia.

 

BONUS DE INSPIRACIÓN

Ojalá que esta historia despierte tus ganas de poner en acción tu lado creativo y eso tenga un impacto tan poderoso en vos como en mí.

Y si te interesa explorar el universo del snail mail, podés sumarte para el próximo que estamos organizando en la comunidad de Lado Creativo en este formulario:

Happy Mail Lado Creativo # 3: http://bit.ly/LadoCreativoSwap2019

Y dejo estos dos post que escribí sobre el tema: